De todos los tipos de cocina de los que se habla, yo del que más "fan" soy, es de la cocina de producto y sobre todo del producto de temporada. Es verdad que tenemos casi de todo en cualquier momento del año, bien porque los invernaderos funcionan todo el año, bien porque los medios de conservación son cada vez mejores o bien porque traemos productos "frescos" de las antípodas. Pero esta indudable ventaja es a costa de renunciar a sabor, presencia, texturas... Me permito reivindicar que el producto debe ser el centro de la gastronomía, las elaboraciones casi químicas, están genial, las presentaciones que simulan lienzos de museo son increíbles, pero el centro, la esencia de un plato creo que siempre debe ser el producto.
La primavera nos trae productos frescos maravillosos y uno de ellos son los guisantes. Todo el año los tenemos en lata o congelados, y tienen su indudable utilidad, pero desgranar una vaina de guisante, ya solo eso tiene un valor maravilloso, pero cuando pruebas su sabor, incluso crudo, te preguntas si es lo mismo que tomas el resto del año, no se parecen son sabores completamente diferentes. En contra tenemos que salen algo más caros y que tienes que dedicarle un ratillo a desgranarlos, no es abrir la bolsa o la lata y listo.
INGREDIENTES (6 personas)
2Kg de guisantes frescos
300gr de jamón picado
1 diente de ajo
1 cebolleta
Aceite de oliva virgen extra.
1 huevo por persona
Sal
Aceite aromatizado.
ELABORACION.
En primer lugar desgranamos los guisantes, yo lo hago con los niños, incluso con el pequeñajo y se lo pasan pipa, sacando bolitas. Mientras ponemos a hervir agua con sal.
Cocemos los guisantes durante unos 5 minutos y una vez escurridos los ponemos en agua fría con hielo, de esta manera quedaran con un color más intenso y una textura mas tersa.
En una sartén, pochamos a fuego bajo la cebolleta y el ajo cortados muy finitos, cuando empiece a transparentar añadimos el jamón y un par de minutos después los guisantes y rehogamos todo durante 3 o 4 minutos más, probamos y rectificamos el punto de sal.
Para hacer los huevos, ponemos en un cazo agua a hervir. La manera clásica de hacerlo es añadir sal y vinagre al agua e introducir dentro el huevo dándole forma con una cuchara, pero a mi me parece más sencillo, poniendo el huevo dentro de un film de cocina, lo salamos y en este caso yo le he añadido un chorrito de aceite de trufa, pero podemos aromatizarlo con lo que queramos, aceites, especias, ralladuras,.. Cerramos el film con una pinza hermética y lo ponemos en el agua, entre 5 y 7 minuto lo tenemos listo.
Y ya solo queda presentar el plato y a disfrutar.
"Este es mi mandamiento: Amaos los unos a los otros, como yo os he amado." San Juan 15, 12
Qué receta tan estupenda. Qué ganitas me están dando de hacerla... porque hoy ya tengo planificada la cena que sino la hacía... jajajaja. Saludos.
ResponderEliminarAna - La que se avecina en mi cocina
Completamente de acuerdo contigo respecto al producto. Yo a veces, por comodidad o porque me da el ansión de comer algo concreto, caigo en la tentación de comprar productos fuera de temporada, pero casi siempre me arrepiento después.
ResponderEliminarY la receta..., ¡me acaba de abrir el apetito!